Domingo 25 de Agosto de 2019.
El barquito se ha estado moviendo un huevo toda la noche. Se nota mucho cuando está parado. Es lo que tiene la vida marítima que en ocasiones es muy agitada.
Hoy tenemos la primera excursión y la verdad es que promete mucho. Vamos a ver el Cráter Haleakala, los nombrecitos son como para acordarse, pero son todos muy sonoros. Ha amanecido nublado y chispeando, a ver si levanta el día, porque si no va a ser un rollo. Resulta que el cráter está a 3000 metros de altura, y vamos a parar en dos ocasiones para aclimatarnos. Desde el primer punto vemos una isla muy verde y que al este y al oeste es escarpada, pero en su centro es plana. En esa planicie se distingue un auténtico mar de nubes que así de primeras es increíble.
La flora y la fauna son increíbles, y son solo de aquí. Seguimos subiendo otros 1000 metros y seguimos alucinando con el paisaje. Y de repente aparece todo el paisaje volcánico que es para verlo, porque no puede ser más increíble. Los colores, y las sensaciones no se si se podrán plasmar en las fotos. Hay que hacer una subidita como de 3000 metros y arriba el paisaje es lo más. Merece muchísimo la pena, porque además yo nunca me lo hubiera esperado así.
Al principio nos hemos asustado porque éramos muy pocos en la excursión y hemos pensado que lo mismo nos habíamos equivocado, pero no. Merece muchísimo la pena.
De vuelta al barco, como aún estamos un poco con el horario trastocado, hemos comido y nos hemos echado una siesta. Después paseo por el barco, cena muy buena, espectáculo que no ha valido nada tampoco y a la cama, que mañana toca madrugón de los gordos.
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